Oye, pues sí; al final llegó el día, otro medio maratón al que te han liao y al que no llegas precisamente sobrado de kilómetros. Además, para empezar las vacaciones y en una ciudad tan peligrosa como Dublín. Súmale a todo esto que allí, precisamente allí, estuviste viviendo 10 años atrás (no os voy a enlazar a la biblioteca de fotos de entonces), le guardas un cariño especial y es como parte del rito raro de querer volver no sea que los garitos por donde deambulabas se hayan mudado, cambiado de nombre o simplemente hayan cerrado. Pues eso, una pre carrera bien de hidratación y bien de descanso…

Un medio maratón apellidado Rock’n’Roll, es decir, los mismos que el maratón de Madrid ¿no? (esos que te han hecho sufrir colas, precios fuera de lugar y situaciones surrealistas como geles en mitad de carreras de 10k), ¿pero quién coño me ha convencido a mi a apuntarme a esto?

  • La feria del corredor modesta pero en el Trinity College, así que nada, te ves el libro de Kells, unas fotos y a buscar dorsal. Todo bastante rápido y además, por ser yo corredor de fama internacional, de regalo vaso de pinta y gorra (más majos ellos). Por cierto, el diseño de la camiseta acorde a lo que se espera. Eso sí, ni Adidas ni Nike ni Asics ni Joma… marca blanca.Rock'n'Roll Dublin
  • La salida, un caos, los cajones (corrals? gallineros más bien) mezclando a los de 10k y la media, en los que se estaba más apretao que Falete de triatleta en un neopreno. Intentar encontrar a los del CBF Running Team fue una odisea casi tan complicada como intentar mear en los pocos baños montados junto al río. Pero bueno, a falta de 3 minutos para la salida desisto… coño, que ni he calentado ni he puesto el GPS ni me he hecho una foto y esto va a salir. La música y la animación de la salida ni la verbena de mi pueblo, y las oleadas como si no existieran… yo no tenía a mucha gente por delante y la verdad, ni lo noté pero la salida «ordenada» más de broma que me ha tocado vivir.
  • La carrera en sí, que yo he venido aquí a beber correr: Lo bueno de correr sólo es que pude ir sin un ritmo fijado (no estaba yo para pensar en algo más que en llegar), teniendo al pulsómetro como complemento a juego con la ropa y poco más, y disfrutando de una ciudad que adoro (no sólo por los bares).
    1. Salida en la zona de los muelles, toca remontar el Liffey, y la verdad, remontar suena a subir y yo soy de bajar.
    2. La estación de Tara (el día antes había estado pillando allí el tren a Howth, a ver las focas y comer un poco de fish and chips), y coño, hasta adelanto a gente, parece que voy bien…
    3. El puente de O Connell, el Ha’penny Bridge… foto foto (igual voy demasiado rápido, no?)
    4. Girar a la izquierda para subir a Dublinia, pero ¿por qué? ¿no vamos remontando el río? Pues nada, un repecho para pasar por el arco de la susodicha Dublinia (hola señor de las fotos… sí, cabrón, hazlas aquí que me vas a pillar con cara de jodido ya, y sí, acabamos de empezar)
    5. La Guinness… coño, la Guinnes, eh! selfie selfie… y en esto gritos de «postureo postureo», el equipo de apoyo sabía donde colocarse, jeje.Fabrica de Guinness
    6. Y bueno, a partir de aquí la cosa empieza a decaer, empiezo a entrar por un Dublín desconocido (existía la ciudad más allá del Brazen Head y la Guinness?): Kilmainham estuvo gracioso, el Phoenix Park fue una tortura (viento, colina arriba, más viento, baja, sube, ya estamos arriba, no, baja y remate final).
    7. Meta en mitad del parque, algo tan agradable como salir de Cibeles y acabar en el Juan Carlos I.
  • El público…  creo que aún no ha llegado, calles desiertas. Un domingo a las 8:30 ¿quién coño va a estar en la calle en Dublín si no se puede ni comprar alcohol a esas horas?
  • La organización, hablando unicamente del día de la carrera:
      • Animación pre-carrera: floja sería demasiado condescendiente con ellos
      • Cajones desorganizados
      • Avituallamientos correctos, al menos en mi caso que deben saber que soy bloguera de moda o algo y me pusieron en uno de los primeros cajones.
      • La llegada en mitad de la nada, aunque he de reconocer que fue relativamente fácil salir con los autobuses de la organización (al parecer luego se complicó bastante el tema)
      • Las bandas animando en mitad de carrera:
    • Concierto de los Stripes.                                                                                                        

Tener un vuelo por la tarde a Edimburgo, tener que dejar el hotel a las 12:00 y conseguir  llegar al hotel 6 minutos antes de tu hora de salida para una ducha fue otra historia, pero esa no os la voy a contar ahora.

Encontrarte en meta con un tractorista no sé si te da alegria o miedo, empiezo a pensar que Ángel acabará dominando el mundo.

En fin, que hacer tapering 3 meses para preparar una media maratón no es una buena idea, bueno, al menos no deje pasar la oportunidad para convertirme en el nuevo campeón de fue la oportunidad de proclacamarme campeón de Irlanda de chocar manitas (hi 5! para estos):

El  CBF Running Team (ya a la venta la camiseta – y si cuela y me financio la próxima carrera, qué?) fue todo un éxito y el #runforbeer ha llegado para quedarse… (ya os lo cuento en otra entrada).


  1. Ya teníais otra crónica de avance en La Bitácora de la Nada
  2. No, no hubo tutú pero en este caso, las reclamaciones a Victor
  3. No, no hubo pinta en mitad de carrera pero coño, los putos bares estaba cerrados a esa hora!
  4. No corro este tipo de carreras escuchando música, así que no, no soy yo.