El maratón de Berlín suponía una nueva oportunidad de ir a por el récord del mundo. Además, fíjate tú, la «coincidencia» de que estos días se haya estrenado el documental sobre el intento de bajar las 2h en una maratón de Nike, Breaking 2. Así que esta mañana empezamos la sesión con un poco de las elecciones en Alemania, que era la manera de ver el maratón, y esta tarde, antes de ponerme a ver Megatiburón contra pulpo gigante (papelón de Lorenzo Lamas), el Breaking 2.
Sinopsis: Duelo a tres en el que tenemos al keniata Eliud Kipchoge (campeón olímpico y filósofo del running), al etíope Lelisa Desisa (el poca sangre del grupo) y el eritreo Zersenay Tadese (el Rocky Balboa del grupo -esto dicen en el documental- que nos lo presentan entrenando en la Casa de Campo y contando aquello de «mamá, yo quiero ser ciclista»), reunidos por los amigos de Nike en un circuito de F1 con un claro objetivo, perseguir a un coche durante 42,195 km, armados únicamente con unas Vaporfly y un escuadrón de pacers.
En Breaking 2 también hay tiempo para el postureo runner: Zersenay Tadese antes de que los amigos de Nike lo captaran para este reto, al parecer se cascaba los maratones sin beber ni gota de agua, porque yo puedo, claro que sí (debe ser como Kilian).
Que si las Zoom Vaporfly Elite, que si la bebida mágica de Maurten, que si el circuito, que si las condiciones ambientales… todo el preámbulo para lo que estás esperando, y además, sin tener que levantarte a horas intempestivas para ver a unos tipos corriendo solos en un circuito de carreras. Todos van cayendo hasta que finalmente Kipchoge se queda como última esperanza, las predicciones van alejándose del objetivo y sí, finalmente no consigue el objetivo. Bueno, el no, pero Nike os va a vender zapatillas a 250 euros. En cualquier caso, analizando las imágenes, lo que me queda claro, es que si hubieran aparecido en él último kilómetro los pacers de la Sansilvestre, otro gallo habría cantado, aquí faltó un poco de griterío y animación.
Una historia de amor (algo habrá, digo yo), amistad (no sé si estos se saludan cuando coinciden en el parque) y superación, en la que lo importante es el camino (más o menos esto es lo que nos cuenta National Geographic).
«I’m still alive» nos suelta Kipchoge… continuará? –
No human is limited.