Seguimos avanzando hacia Barcelona. Despacio, muy despacio. Y esta semana, pese a que empezamos a estar algo desbordados en el trabajo (me tengo que ganar la vida), se dio más o menos bien.

  • Lunes: que llegan los reyes… y no, ni entrené ni me cayó un solo regalo runner. Sí, se puede evitar y no pasa nada.
  • Martes: 40 minutos de rodaje en los que lo más difícil fue salir. Ya me había empezado a acostumbrar a salir a la hora de comer y sacar ganas para salir a las diez de la noche, con el fresquito que empieza a hacer, pues eso…
  • Miércoles: fuerza.
  • Jueves: día dedicado a la contemplación. Tocaba entrenar, sí, pero no.
  • Viernes: ya que el jueves no se entrenó, pues nos llevamos lo del jueves al viernes. 45 minutos a ritmo controlado. Ritmo que me costó la vida, entre otras cosas porque decidí que íbamos a buscar un recorrido que consistía básicamente en subir.
  • Sábado: joder que frío. En vez de correr me compré unas zapas nuevas (otras ultraboost en camino)
  • Domingo: repetimos lo del sábado del frío pero esta vez corriendo. Tan fácil como ponerse las zapatillas y esperar a que el sol hiciera su trabajo, que no había necesidad de salir a las nueve de la mañana y 12 kilómetros a la saca.