Empiezan las curvas. Aunque no lo creáis, correr no es la piedra angular sobre la que debería girar vuestra vida. Bueno, corrijo, no es la piedra angular sobre la que gira mi vida, que no soy nadie para deciros lo que tenéis que hacer con la vuestra. Y siguiendo con lo de la piedra, pues esta semana había una china en el zapato para complicar todo un poco, finde de sidrería en Guipúzcoa. En fin, que he hecho lo que he podido.

  • Lunes: por primera vez en 2 años, salí temprano del trabajo. Gimansio y 50 minutos de cinta. Sensaciones raras en la cinta con pulsaciones sin mucho sentido, pero en cualquier caso, hechos.
  • Martes: descanso.
  • Miércoles: series de 1000 metros terminando con unos 200 progresivos. Bien, sin mayor sufrimiento del esperado.
  • Jueves: tocaba fuerza pero mi cuerpo dijo que no estaba pa tonterias. Descanso obligado.
  • Viernes: más de lo mismo. Tocaba una hora a un ritmo controlado, pero entre trabajo y viaje, ni hora ni controlado. Supongo que el correr maleta arriba y abajo, algo sumará.
  • Sábado: día Where is the limit o no soy más tonto porque no lo entreno. Digamos que me desperté con el objetivo de ver lo que era capaz de aguantar. A las 7 de la mañana, zapatillas puestas y 19 km por una vía verde. A las 10 ya me había duchado, desayunado y empezado el segundo paseo hacia el Ernio. Por la tarde tocó probar unos pies de gatos y por la noche, la última prueba, sidrería… De la sidrería salí entero pero el primer gin tonic hizo boooom y el resto pasó por llamar a Juan y subirse en un taxi camino de la cama.
  • Domingo: resaca.