Y claro, pasó lo que tenía que pasar. Dentro de mi habitual inconsciencia, decidí que tocaba plantarse en los carnavales de Tenerife. No sé si va a tener efecto de entrenamiento cruzado pero, al fin y al cabo, el maratón va de castigar al cuerpo unas horas, y yo en Tenerife algo creo que lo he hecho.

De todos modos la semana ha tenido de todo y encontrar huecos antes de volar al carnaval ya tuvo su complicación. Ya en Tenerife, la calima ha sido la excusa perfecta. Bueno, digo excusa porque vi a más de un flipao amante de tragar tierra metiendo sus kilómetros correspondientes… Where is the limit?

  • Lunes: fuerza y 50 minutos de carrera continua. De estas cosas que se te van haciendo bola y acabas saliendo de casa cuando debería estar metiéndome en la cama.
  • Martes: paseo por el Retiro después de trabajar para hacer series de 1000 metros.
  • Miércoles: 14 km a ritmo controlado y pinchacete en cuanto a sensaciones. No os voy a decir que me esté viendo rápido pero las series del martes salieron bien, sin embargo, el ritmo que tenía marcado aquí no salió y no salió por bastante. De esos días que el GPS parece estar roto.
  • Jueves: tocaban 16 km y el viernes lo había pedido de vacaciones, o lo que es lo mismo, tocaba dejar cosas listas antes de irme. Así que sí, lo has adivinado, de correr ni hablamos.
  • Viernes: tocaba descanso, pero mis remordimientos por el jueves me pedían recuperar algo de lo no hecho el jueves. En mi cabeza la idea era genial y lo tenía todo calculado, en la práctica 5 km buscando el ritmo que empieza a ser un problema mantener. Todo esto complementado con el vuelo y carnaval.
  • Sábado: resaca, calima y más carnaval.
  • Domingo: resaca, más calima y sí, carnaval. Tenía una hora de carrera continua pero no le vi mucho sentido a lo de comer tierra sin ton ni son.

En fin, como veis el carnaval lo llevo bien.