Es el domingo por la tarde y me acabo de pedir una Martin Miller, tengo que hacer algo de tiempo antes del AVE de vuelta y creo que antes de que se me pase el efecto maratón, esa mezcla de euforia, dolores varios, orgullo y tranquilidad por haber cumplido con el objetivo de hacer 42195 metros corriendo, es un buen momento para escribir sobre mi experiencia.
Esto pintaba mal, no nos engañemos, desde diciembre cojo (y sin un diagnóstico claro), reduciendo el entrenamiento casi a la tirada del domingo, algo de piscina y algo de bici; y sí, siendo muy pesado en el fisio. Vamos, que iba con cierto acojone a Sevilla y con la única esperanza de eso de que es el maratón más plano de Europa (bueno, igual sí, pero he escuchado en el recorrido un par de veces que ahora era to pa bajo), que iba a ir con un plan ultraconservador (acabar) y que joder, es una ciudad en la que he vivido y en la que me lo he pasado muy bien.
El viernes recogida de dorsal, FIBES. Rápido y fácil, la verdad, ni un pero a la feria del corredor. Supongo que para el que no tenía coche podía ser un problema por la localización pero bueno, para mi no fue un gran problema.
El sábado, fue el día de la seta: ni moverse que no esta la cosa para gastar ni 3 calorías. La única preocupación del sábado fue decidir cuantos geles me llevaba, que sí sales, que si la transfusión, que ritmo intentaba llevar, donde me duchaba (para una pregunta seria que hago, vaya, no la contestaron), y lo más importante, ¿va a llover?.
No os voy a engañar, no ha sido mi mejor noche. Yo es que soy de ver el concurso de triples y eso con una copita en la mano, así que creo que una parte de mi no veía lo de irse a la cama. Pero bueno domingo, 6:00 a.m. y ni All Star ni una copa en la mano así que…
Al final, llegué a mi cajón con el tiempo justo e hice el primer descubrimiento, la pulserita de colores para acceder a los cajones, sí sólo era un tema postureo (muy bien ahí), seguro que alguno se la deja en plan festival (con las de la Transgrancanaria a alguna friki he visto). Es decir, que lo de los cajones quedaba a gusto del corredor (como casi siempre)… Dicho esto, con 42195 metros por delante, la verdad, a mi me daba bastante igual.
Desde la salida, único objetivo, el 30, porque sí, si llegaba al 30, ¿cómo cojones no iba a acabar?
Correr en Sevilla como lo hacía hace 15 años, de Triana a la Cartuja o de la Macarena al río. Sí, hace 15 años empecé a correr con las zapatillas más baratas que encontré en el ECI, unas Kelme que deben ser como el Nokia 3310, capaces de sobrevivir a todo. Igualito que el domingo, con Adidas Ultra Boost y dandolo todo por el postureo. Que para mi correr un maratón en Sevilla sea especial, no quita que el recorrido me parezca feo de cojones (que no digo que no sea la mejor opción), pero también es cierto que lo plano que es, el curro de los voluntarios y el fugaz paso por el centro en plan puerto del tour, cuando vas muerto, es la hostia. Pero sí, Kansas City es fea, os pongais como os pongais. Y sí, rematar la faena en el tartán (bueno, lo que sea) del Estadio de la Cartuja… pues sí coño, que merece la pena.
Me arrastré pero cumplí, lo bueno de que el dolor al que temes aparezca en ya por el kilometro 30, es que ya da igual, todo te empieza a doler, así que un dolor más o menos, pues eso, no cuenta. De menos a más decían, empieza un poco por debajo del ritmo objetivo (bueno, iba algo por encima), luego coge el ritmo y acaba algo más rápido (estamos de coña, ¿no?).
Ah, y gané una medalla! y bueno, luego me tomé unas cuantas cervezas.

Por cierto, estrene 4 cosas en la maratón, incluida la camiseta, pero oye, porque a mi me gusta el riesgo.
Lo bueno:
- Voluntarios y avituallamientos. Los avituallamientos me parecieron más animados que los puntos de animación.
- Lo plano que es. Yo en Madrid creo que habría muerto.
Lo malo:
- Estas preparado para conocer la Sevilla profunda.
- Los puntos de animación me parecieron algo escasos.
Ah, por si no os lo había contado, era la primera de asfalto.
