Y claro, nos metemos en la semana 2 y así a priori pintaba mal. Acabando el puente, con la comida de empresa, otra comida con amigos el sábado y la carrera de las empresas si queda algo de mi el domingo… Vamos, que kilómetros no sabía si iba a hacer pero la resistencia la íbamos a poner a prueba.
Contra todo pronóstico, el lunes aún fuera de Madrid, rodé mis 9 km y a un ritmo mejor de lo esperado. Se ve que correr fuera me sienta bien. Estuve corriendo por una zona bastante agradable junto al río y os diría que hasta me fui con ganas de más… ya luego con la cerve se me pasaron las tonterías.
Ya de vuelta el martes, un poco de fuerza, el jueves series (¿me recomendáis alguna?) y a partir del viernes lo bueno:
- Viernes comida de empresa, con su barra libre y sus cosas.
- Sábado, 20 minutos de trote purificador para expulsar el alcohol que aún quedaba en sangre y hacer hueco a un menú degustación de 11 platos con su maridaje a juego, los cócteles de sobremesa y las copas en la mesa de blackjack. Todo ello rematado con un menú del burger a las 3 am antes de volver a casa.
- Y para terminar, domingo de resaca y carrera de las empresas. Os aseguro que ir fui, pero correr… Bueno, no encontré a los compañeros que tenían mi dorsal y para que buscar más excusas para volverme a desayunar. Eso sí, la conciencia me hizo acabar en el gimnasio.
En fin, que pocos kilómetros y una lección aprendida importante: si tienes carrera el domingo, no te zampes un menú de hamburguesa o sucedáneo la madrugada de antes pensando que eso va a acabar con tu borrachera de manera mágica, no funciona.